Una vez has encontrado la casa de tus sueños en Valencia, ahora toca elegir entre una hipoteca a tipo fijo y una de tipo variable es uno de los principales problemas al que se enfrenta todo aquel ciudadano que desee comprar una vivienda y necesite solicitar un préstamo. En primer lugar, el tipo fijo resulta más costoso de entrada, pero nos asegura la certeza de que no pagaremos más intereses, suceda lo que suceda en el mercado. Por su parte, la hipoteca de tipo variable, pese a ser más barata de entrada, está sujeta a las fluctuaciones del mercado, por lo que solo podremos predecir cuánto pagaremos —de más o de menos— atendiendo a las previsiones de los expertos.
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Con todo, las hipotecas de tipo variable siguen siendo las favoritas de los clientes de las entidades bancarias. En octubre de 2017, y según los datos ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística, el 63% de las hipotecas solicitadas se constituyó a tipo variable, mientras que el tipo fijo se quedaba con el resto, un 37%. El interés medio inicial de las hipotecas variables por entonces, según el INE, fue del 2,48%.
No obstante, la caída de los tipos de interés a mínimos —y, como consecuencia, la entrada del euríbor en terreno negativo—ha provocado que las hipotecas a plazo fijo vuelvan a cobrar relevancia, hasta el punto de que en entidades como CaixaBank o el Banco Sabadell superen a las de tipo variable. Una de las razones de este resurgimiento del tipo fijo radica en que aún está muy reciente en la memoria —y en los bolsillos— de muchos el crecimiento desmesurado del euríbor en 2008, cuando este se disparó por encima del 5%, condenando a los sometidos a hipotecas de interés variable a pagar cuotas mensuales tan imprevistas como desmesuradas, y, en muchos casos, catastróficas.
Muchas entidades bancarias, avaladas por expertos en la materia, han emprendido una campaña de revitalización del tipo fijo, apoyándose en el argumento de que los tipos van a subir. Además, algunas entidades han utilizado los problemas derivados de la famosa cláusula suelo para convencer a sus clientes de los beneficios y viabilidad de las hipotecas fijas. No obstante, la decisión entre un tipo u otro sigue centrándose en dos interrogantes difíciles de resolver: hasta qué cifra debe subir el euríbor para que resulte más rentable una hipoteca fija ante una variable y en qué momento se espera que comiencen a subir los tipos de interés.
Antonio Gallardo, experto de la plataforma financiera iahorro, lo tiene claro: “Para que una hipoteca a tipo fijo sea rentable en una hipoteca media de duración por encima de los 20 años, el euríbor tiene que situarse muy por encima del 2%, y de forma sostenida”. A esto hay que sumar las estimaciones de los expertos, que apuntan que los tipos de referencia en la zona euro no comenzarán a subir hasta 2019, y lo harán de forma paulatina.
Aunque algunos bancos se atreven a prever una subida del euríbor cercana al 2% en 2020 —e incluso superior para 2022—, lo cierto es que la mayoría de estimaciones se inclinan por una subida mucho menor. Por ejemplo, CaixaBank Research estima que el euríbor ascenderá al 1,25% a un año, ya a cierre de 2020. Dado que el cálculo de a cuánto subirá el euríbor es quizá el factor más determinante de cara a la elección de un tipo de hipoteca u otro, las previsiones son poco optimistas para los bancos que pretenden vender la hipoteca fija como la mejor opción (no olvidemos que este índice de referencia del interés promedio es fundamental para el beneficio de las entidades).
Además, la amortización del crédito en las hipotecas de tipo variable es más rápido que en las de tipo fijo, un hecho que compensaría con creces el incremento de intereses previsto. En palabras del propio Gallardo, “La mayor amortización de capital en los primeros años en hipotecas variables amortigua parte de las subidas de tipos futuras”. En definitiva, y según las previsiones, las hipotecas a tipo variable van a seguir siendo las preferidas por los solicitantes.